En el camino de la maternidad, a muchas nos han aconsejado alimentar a nuestro bebé cada tres horas y durante 20 minutos en cada seno. Pero, ¿y si te dijera que esta no es la única forma correcta de alimentar a tu bebé? Quiero ayudarte a entender por qué la lactancia materna a libre demanda puede ser una opción tan beneficiosa tanto para tu bebé como para ti.
La lactancia a demanda es, en esencia, una forma de alimentar a tu bebé respondiendo a sus señales de hambre en tiempo real, sin seguir horarios estrictos. Esta práctica se fundamenta en que los bebés, al igual que los adultos, no siempre necesitan la misma cantidad de comida ni a la misma hora. Su apetito puede variar según el momento del día, su nivel de actividad o somnolencia, y también en función de la producción de leche de la mamá, que tiende a ser mayor en la madrugada y menor al final de la tarde. La lactancia a demanda permite que tu bebé regule su alimentación de acuerdo a estas variaciones, adaptándose a lo que realmente necesita en cada momento.
Uno de los aspectos más hermosos de este tipo de lactancia es que promueve una relación de confianza y conexión entre madre e hijo, respetando el ritmo natural de ambos. Esta cercanía también facilita que tu bebé reciba una alimentación ajustada a sus necesidades reales en cada momento, lo cual evita la sobrealimentación (que coma demasiado) o la subalimentación (que coma menos de lo que necesita), lo que si puede ocurrir cuando se siguen horarios fijos.
Uno de los puntos clave de la alimentación a demanda es que debes aprender a reconocer los signos tempranos de hambre, que pueden ser muy sutiles. Estos incluyen buscar el seno girando la cabeza y abrir la boca cuando te siente cerca, movimientos de succión con su boca, llevarse las manos a la boca para chuparlas o lamerlas. SI estos signos no son reconocidos a tiempo el bebé va a llegar a un nivel de hambre tan severo que se desencadena llanto inconsolable y movimientos intensos de brazos y piernas. En este punto puede ser difícil lograr un buen agarre al seno. El responder de forma temprana a los signos de hambre de tu bebé ayuda a evitar el estrés de llegar a este punto. Así, la alimentación se convierte en un momento más tranquilo y placentero, tanto para ti como para él.
Para la mamá, este enfoque tiene también varios beneficios importantes. La producción de leche depende principalmente del vaciamiento constante del seno, por lo que la lactancia a demanda contribuye a mantener un flujo y volumen de leche adecuado y ajustado a las necesidades del bebé. Además también reduce el riesgo de problemas como la congestión mamaria y la mastitis, que pueden presentarse cuando el pecho no se vacía regularmente.
Sin embargo, es importante reconocer que a pesar de que puede traer muchas ventajas también es cierto que la lactancia a demanda puede ser muy demandante, sobre todo en las primeras semanas. Implica estar atenta a los signos de hambre del bebé y responder de inmediato, lo cual puede ser agotador en ciertos momentos, especialmente durante las tomas nocturnas. Es normal sentirte cansada, pero ten la seguridad de que cada momento invertido en alimentar a tu bebé de esta manera le está brindando no solo alimento, sino también consuelo y seguridad, fortaleciendo el vínculo entre ustedes dos. Con el tiempo, tanto tú como tu bebé encontrarán un ritmo propio, y esta experiencia puede volverse más llevadera y gratificante.
Es importante recordar que la lactancia a demanda no es para todas las familias ni para todas las situaciones. En el caso de bebés prematuros, de bajo peso o con ciertas condiciones de salud, puede ser necesario seguir un horario de alimentación específico que asegure una ingesta constante y adecuada de nutrientes. Si te encuentras en una situación particular, no dudes en buscar orientación y asesorarte, ya que cada caso es único y podría requerir un enfoque adaptado.
La lactancia es un proceso complejo y lleno de emociones, pero también una oportunidad para aprender a escuchar y confiar en el instinto que todas llevamos dentro. Ten paciencia y sé amable contigo misma; cada gota de esfuerzo que dedicas a tu bebé vale la pena.